Gerhard Thirion creció en una finca de más de 100.000 hectáreas dedicada a la caza. Y hace más de 20 años que es guía de safaris. Así que, si el Grenadier es el vehículo perfecto para llevar a nuestro equipo hasta los animales, Gerhard es el hombre perfecto para mostrarle el camino. 

Decide que nuestros dos Grenadiers deben partir hacia el oeste por el lecho del río Hoanib. La gravilla suelta y afilada da paso a lodo con zonas de arenas movedizas. Pero la potencia y el par motor del Grenadier sacan al equipo de cualquier apuro, mientras que los neumáticos todoterreno BF Goodrich aportan todo el agarre necesario para esta aventura. Y, por su parte, la suspensión de muelles helicoidales progresivos y los asientos Recaro™ permiten transitar por estos terrenos de extrema dureza durante largas jornadas con todo el confort. 

El equipo parte antes del amanecer hacia el oeste para reabastecerse en Hoanib Skeleton Coast Camp y luego tomar rumbo al sur hacia el lecho del río Mudorib. Una tromba de agua inesperada en esta época del año dificulta aún más el avance. Pero es la única forma de observar a los animales atraídos por el agua, como las jirafas de desierto.

Cuando nuestro equipo avista algunas de ellas, las ventanillas Safari del Grenadier entran en acción. Se pueden extraer completamente, así que nuestro equipo puede ponerse de pie en los asientos para observar desde una posición de altura estos majestuosos animales. 

El equipo sigue camino al sur hasta el área de concesión de Palmwag. Habitan allí los que probablemente son los últimos rinocerontes negros vivos en libertad del mundo. Pero son una mamá jirafa y su cría las primeras en hacer acto de presencia al amanecer.

Después, tras cinco horas de carretera, por fin avistan rinocerontes en un alto pasto cerca de un manantial. Para que el equipo pudiera seguir las huellas de los animales 24 horas después de encontrarlas, han sido fundamentales el punto de vista elevado de las ventanillas Safari y las capacidades del Grenadier.   

Siguiendo las indicaciones de los locales, el equipo se dirige a Doro Nawas, un abrevadero artificial. Después de encontrar huellas recientes de elefante, los Grenadiers dejan su propio rastro por áridos terrenos en su búsqueda. 

El equipo sube cimas para encontrar la manada hasta toparse con ella en un matorral. Allí consigue unos extraordinarios primeros planos de los elefantes mientras se relajan en un día de calor muy cerca de los vehículos. Uno incluso llega a rozar el parachoques del Grenadier con su colmillo. Y es esta estampa inolvidable la que pone el broche final a cuatro días de aventuras y exploración.